Arlene M. Keddie, PhD, MSPH
Citaci�n sugerida para este art�culo: Keddie AM.
Asociaci�n entre obesidad grave y depresi�n: resultados de la Encuesta
Nacional de Salud y Nutrici�n, 2005-2006. Prev Chronic Dis 2011;8(3):A57.
http://www.cdc.gov/pcd/issues/2011/may/10_0151_es.htm. Consulta: [fecha].
REVISADO POR EXPERTOS
Resumen
Introducci�n
Mis objetivos eran investigar la asociaci�n entre obesidad y depresi�n en
una muestra representativa de adultos estadounidenses; investigar el efecto
de modificaci�n del sexo y la gravedad de la obesidad sobre la asociaci�n
entre depresi�n e �ndice de masa corporal; determinar si la circunferencia
grande de la cintura est� asociada a la depresi�n y explorar la posibilidad
de que determinadas conductas relacionadas con la salud y un mal estado de
salud f�sica, si est�n presentes, tengan un efecto de mediaci�n sobre la
asociaci�n entre obesidad y depresi�n.
M�todos
La muestra consisti� en 3,599 personas adultas no embarazadas de 20 a�os de
edad o mayores que participaron en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrici�n,
2005-2006. Establec� la presencia de obesidad mediante el �ndice de masa
corporal (IMC) y la circunferencia de cintura a partir de las medidas
antropom�tricas de los participantes, y la depresi�n actual seg�n el puntaje
del Cuestionario sobre la Salud del Paciente (PHQ-9, por sus siglas en
ingl�s). Apliqu� modelos de regresi�n log�stica con la depresi�n como
variable dependiente.
Resultados
Seg�n an�lisis no ajustados, una mayor circunferencia de cintura (≥88 cm en
mujeres y ≥102 cm en hombres) y la obesidad clase III (IMC
≥40 kg/m2)
estaba asociada a una prevalencia m�s alta de depresi�n solo en mujeres.
Todas estas asociaciones se debilitaron dr�sticamente luego de realizar
ajustes seg�n factores demogr�ficos, autoevaluaci�n del estado de salud y
cantidad de afecciones cr�nicas.
Conclusi�n
Estos hallazgos respaldan la asociaci�n entre depresi�n y obesidad en
mujeres gravemente obesas. Los estudios futuros deber�an investigar la
posibilidad de que el mal estado de salud f�sica tenga un efecto de
mediaci�n sobre la asociaci�n entre obesidad y depresi�n en esta poblaci�n
de mujeres.
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Introducci�n
Si bien los efectos de la obesidad en la salud f�sica han sido
ampliamente documentados (1), las consecuencias para la salud mental son m�s
imprecisas. Si la obesidad y la depresi�n tienen una relaci�n de causalidad,
puede ser que una perpet�e a la otra, aumentando el riesgo de resultados
negativos en la salud m�s all� de los que presentar�an cada una de estas
afecciones por separado (2). Los estudios de investigaci�n anteriores
respecto a la asociaci�n entre depresi�n y obesidad han arrojado resultados
contradictorios. En distintos estudios se ha reportado ausencia de una
asociaci�n (3), asociaciones positivas (4-6) y asociaciones negativas (7,8).
Los revisores han especulado que estos resultados contradictorios son
posibles indicadores de asociaciones entre subgrupos espec�ficos de personas
obesas (9).
Es posible que el sexo tenga un efecto de modificaci�n. En los estudios
que hallaron variaciones seg�n el sexo, algunos encontraron una asociaci�n
positiva entre la depresi�n y la obesidad en mujeres pero no encontraron
esta asociaci�n en hombres (4,5,10), otros encontraron una asociaci�n
positiva en mujeres y una asociaci�n negativa en hombres (11) e incluso
otros estudios no encontraron ninguna asociaci�n en mujeres y hallaron una
asociaci�n negativa en hombres (12). La gravedad y el tipo de obesidad son
otros factores que pueden modificar esta asociaci�n. Solo unos pocos
estudios basados en la poblaci�n han investigado la posible relaci�n entre
obesidad y depresi�n (5,13), y muchos investigadores han usado
exclusivamente el �ndice de masa corporal (IMC), en lugar de la grasa
abdominal, como medio para determinar la obesidad (4,5,7,10-15).
Los investigadores no han analizado de manera adecuada las variables que
pueden tener un efecto de mediaci�n sobre esta asociaci�n (16). Entre las
posibles terceras variables se cuentan un estado de salud f�sica precario,
que se sabe es una consecuencia a largo plazo de la obesidad (1) y est�
asociado a la depresi�n (16), y la actividad f�sica, que es un elemento
protector contra la obesidad y la depresi�n (17,18). Este estudio analiza
el posible efecto de modificaci�n que el sexo y la gravedad de la obesidad
pueden tener sobre la asociaci�n entre depresi�n y obesidad; analiza la
asociaci�n por tipo de obesidad (general en comparaci�n con abdominal); e
identifica factores demogr�ficos, comportamentales y de salud que pueden
generar un efecto de confusi�n o de mediaci�n entre estas asociaciones.
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M�todos
Poblaci�n del estudio
Realic� los an�lisis para este estudio transversal con la informaci�n de
la Encuesta Nacional de Salud y Nutrici�n 2005-2006 (NHANES, por sus siglas
en ingl�s), una muestra probabil�stica estratificada y multiet�pica de la
poblaci�n civil estadounidense no institucionalizada y que el Centro
Nacional de Estad�sticas de Salud lleva a cabo de manera continua. El marco
muestral consisti� en la totalidad de los condados estadounidenses, seg�n el
censo de EE. UU. del 2000 y estimaciones y proyecciones relacionadas. La
NHANES 2005-2006 tuvo una mayor representaci�n muestral de afroamericanos,
mexicoamericanos, adolescentes y personas de bajos ingresos de 60 a�os de
edad y mayores. Los detalles del procedimiento de muestreo multiet�pico de
la NHANES est�n disponibles en otras fuentes (19).
Este estudio se concentr� exclusivamente en adultos de 20 a�os de edad y
mayores, de los cuales 4,979 hab�an sido entrevistados durante este periodo
de 2 a�os. Debido a que el embarazo puede influir sobre los indicadores de
obesidad y depresi�n, exclu� a un grupo de 440 mujeres que estaban
embarazadas o que no se sab�a si lo estaban, lo cual dej� a 4,539 personas
adultas no embarazadas mayores de 20 a�os. De este �ltimo grupo, se
excluyeron 940 debido a la falta de informaci�n sobre variables (IMC,
circunferencia de cintura, puntaje de evaluaci�n de depresi�n o alguna de
las covariables). Se mantuvo una muestra final de 3,599 (79% de quienes
cumpl�an los criterios de inclusi�n).
El 21% de los participantes elegibles que fueron excluidos ten�a una
mayor probabilidad de contar con un nivel educativo inferior, pertenecer a
minor�as raciales o �tnicas, no estar casados, ser de edad avanzada,
sedentarios, tener menores ingresos y reportar un estado de salud malo o
regular en comparaci�n con las personas incluidas en el estudio. Sin
embargo, no se hallaron diferencias significativas entre los 2 grupos por
sexo, tabaquismo, consumo de alcohol o cantidad de afecciones cr�nicas; en
el grupo formado por quienes ten�an datos disponibles, tampoco presentaron
diferencias significativas por depresi�n, IMC o circunferencia de cintura.
Mediciones
El Cuestionario sobre la Salud del Paciente (PHQ-9) contiene 9 preguntas
que se usaron como detector de depresi�n en la NHANES 2005-2006. Estas se
basan en los 9 signos y s�ntomas de depresi�n enumerados en la 4.a
edici�n del Manual diagn�stico y estad�stico de los trastornos mentales
(DSM-IV). Las respuestas a estas 9 preguntas se hac�an conforme a 4
clasificaciones de la escala de Likert que oscil� del 0 al 3, la cual
indicaba si el participante ten�a los s�ntomas "nunca", "varios d�as", "m�s
de la mitad de los d�as" o "casi todos los d�as" durante las 2 semanas
anteriores. Una d�cima pregunta evalu� el grado en que estos s�ntomas
dificultaban la vida cotidiana del participante, tambi�n mediante una escala
de 4 puntos, que oscilaba desde "ninguna dificultad" hasta "dificultad
extrema" (20).
En estos an�lisis inclu� solo a los participantes que hab�an respondido
por completo el PHQ-9, debido a que era imposible determinar el puntaje
preciso del PHQ-9 de quienes no lo hab�an terminado. Establec� a la
depresi�n como una variable dependiente dicot�mica. Para considerar a un
participante como "deprimido", este deb�a obtener un puntaje de 10 o mayor,
lo cual indica un nivel moderado a grave de s�ntomas de depresi�n. En
comparaci�n con una entrevista psicol�gica estructurada con un profesional,
un puntaje del PHQ-9 de al menos 10 present� una sensibilidad y
especificidad de 88% para el diagn�stico cl�nico de depresi�n grave (21).
Este grupo incluy� a los participantes con trastornos depresivos graves (TDG).
Para considerar que un participante ten�a un trastorno depresivo grave, este
deb�a indicar haber presentado al menos 5 de los 9 s�ntomas "m�s de la mitad
de los d�as" durante las 2 semanas anteriores. Uno de los 5 s�ntomas deb�a
ser "poco inter�s en hacer cosas" o "sentirse deca�do, deprimido o
desesperanzado". Se incluy� la consideraci�n del suicidio ante cualquier
menci�n de la misma (20). Debido a que el trastorno depresivo grave fue raro
(prevalencia ponderada de 2.2%), para maximizar el poder estad�stico, se
utiliz� en estos an�lisis un puntaje del PHQ-9 de 10 o m�s (prevalencia
ponderada de 5.1%). Los mismos an�lisis se repitieron con el trastorno
depresivo grave y los resultados fueron similares (no se muestran los
an�lisis).
En este estudio us� 2 indicadores de obesidad. El primero fue el IMC, que
consisti� en el peso medido en kilogramos dividido por la estatura medida en
metros cuadrados. Tambi�n se us� la circunferencia de cintura como un
indicador de grasa intraabdominal. En la NHANES, los entrevistadores
capacitados midieron el peso en libras y, por medio de un sistema autom�tico,
convirtieron la medida aproxim�ndola al 0.1 kg pr�ximo. Midieron la estatura
de todos los participantes que pod�an estar de pie sin ayuda con una
aproximaci�n al 0.1 cm m�s cercano y tomaron la medida de circunferencia de
cintura al final de una expiraci�n normal, a nivel de la cresta il�aca,
aproxim�ndola tambi�n al 0.1 cm m�s cercano (22).
Divid� el IMC seg�n las 6 categor�as recomendadas por el Instituto
Nacional del Coraz�n, el Pulm�n y la Sangre: bajo peso (<18.5 kg/m2),
peso normal (18.5-24.9 kg/m2), sobrepeso (25.0-29.9 kg/m2),
obesidad clase I (30.0-34.9 kg/m2), obesidad clase II (35.0-39.9
kg/m2) y obesidad clase III (≥40.0 kg/m2) (23). Para
todas las comparaciones de IMC, se us� como referencia al grupo de peso
normal. Dicotomic� la medida de circunferencia de cintura en grupos de
riesgo elevado y riesgo bajo, con base en los puntos de corte espec�ficos
por sexo de 88 cm o m�s para mujeres y 102 cm o m�s para hombres,
recomendados por los Institutos Nacionales de Salud (23). Se us� como
referencia a las mujeres con una circunferencia de cintura de menos de 88 cm
y los hombres con una circunferencia de cintura de menos de 102 cm.
Seleccion� covariables a priori con base en un an�lisis de los estudios
publicados (9). Inclu� los siguientes factores demogr�ficos con posibles
efectos de confusi�n: edad, sexo, raza o grupo �tnico, nivel de estudios,
ingreso anual familiar y estado civil. Agrup� la edad en categor�as de 20 a
39 a�os, 40 a 59 a�os y 60 a�os o m�s (grupo de referencia). Los blancos no
hispanos fueron el grupo de referencia con el que se compar� a los negros no
hispanos, los hispanos y otros grupos. Dicotomic� el nivel educativo en el
grupo de referencia de participantes con estudios universitarios y aquellos
con un t�tulo de menos de 4 a�os de universidad. La NHANES recopil� datos
del ingreso anual familiar de forma categ�rica. Agrup� estos datos en 4
categor�as: $55,000 o m�s (grupo de referencia), $35,000 a $54,999, $20,000
a $34,999 y menos de $20,000. Mantuve los datos del estado civil seg�n las 6
categor�as que originalmente se usaron para recopilar la informaci�n:
casados (grupo de referencia), viudos, divorciados, separados, nunca casados
y en concubinato.
Inclu� 3 conductas relacionadas con la salud (tabaquismo, consumo de
alcohol y actividad f�sica) y dos indicadores de salud (estado de salud
autoevaluado y cantidad de afecciones cr�nicas) en modelos separados con
posibles efectos de mediaci�n. Dicotomic� el factor tabaquismo en fumadores
actuales y no fumadores (grupo de referencia); categoric� el consumo de
alcohol en abstemios o personas que beben muy poco, bebedores moderados (grupo
de referencia) y bebedores compulsivos; y divid� el factor actividad f�sica
en participantes que reportaron al menos 10 minutos de actividad aer�bica
recreativa vigorosa o moderada durante los 30 d�as pasados (grupo de
referencia) y aquellos que no la reportaron. Compar� las calificaciones del
estado de salud autorreportado "excelente, muy bueno o bueno" (grupo de
referencia) con "regular o malo". Cre� una variable ordinal con 4 categor�as
con base en la cantidad de afecciones cr�nicas reportadas por una persona y
compar� por separado a los participantes con 1, 2, 3 o m�s de estas
afecciones con aquellos que no hab�an reportado ninguna. Estas afecciones
cr�nicas inclu�an artritis, enfermedades cardiacas, accidentes
cerebrovasculares, bronquitis cr�nica, afecciones hep�ticas, problemas
tiroideos y c�ncer.
An�lisis estad�stico
Ponder� todos los an�lisis con las funciones para encuestas del programa
STATA 10 (StataCorp LP, College Station, Texas) para dar cuenta de la mayor
representaci�n de personas de 60 a�os de edad y mayores, afroamericanos y
mexicoamericanos; la ausencia de respuesta y el dise�o muestral (agrupaci�n
y estratificaci�n). Calcul� la prevalencia de la depresi�n seg�n las
categor�as de sexo e IMC o circunferencia de cintura, y apliqu� modelos de
regresi�n log�stica con depresi�n como la variable dependiente y obesidad
como variable independiente. Debido a la elevada correlaci�n entre IMC y
circunferencia de cintura (coeficiente de correlaci�n de Pearson = 0.88), no
los inclu� en el mismo modelo. Apliqu� 7 modelos, cada uno con el IMC o la
circunferencia de cintura como la principal variable independiente de
inter�s: un modelo no ajustado; y modelos con control de las covariables
demogr�ficas; covariables demogr�ficas y comportamentales; covariables
demogr�ficas y de salud; solo covariables de salud; y, para distinguir entre
los efectos de la cantidad de afecciones cr�nicas y el estado de salud
autoevaluado, 2 modelos m�s en los que realic� el control de cada una de
estas por separado. Los an�lisis del grupo de hombres los llev� a cabo por
separado de los del grupo de mujeres. Dada la prevalencia de depresi�n y
obesidad en los grupos de cada uno de los sexos y al tama�o de la muestra
elegible, los c�lculos del poder estad�stico indicaron que se pod�a detectar
una raz�n de probabilidad significativa (OR) de 1.84 en hombres y 1.75 en
mujeres con el nivel de error tipo I programado a P = .05 y el error
tipo II a P = .20.
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Resultados
La proporci�n de mujeres en la muestra que ten�an m�s edad, ingresos
inferiores, sufr�an m�s afecciones cr�nicas, ten�an bajo peso o eran obesas,
presentaban una circunferencia de cintura superior a la �ptima y sufr�an
depresi�n, era mayor que la de los hombres (Tabla
1). Los a�os de estudios, la actividad aer�bica recreativa y el estado
de salud autoevaluado fueron similares en ambos sexos. Un total de 212
participantes obtuvo un puntaje de al menos 10 en el PHQ-9: 90 hombres y 122
mujeres, que representaron el 4% de los hombres y el 6% de las mujeres.
Estas estimaciones se encuentran dentro del rango hallado en los estudios
publicados sobre depresi�n actual (24) y siguen el patr�n de los estudios de
depresi�n por sexo en los pa�ses desarrollados (25).
Las mujeres con una circunferencia de cintura grande ten�an casi el doble
de prevalencia de depresi�n en comparaci�n con aquellas que ten�an una
circunferencia de cintura peque�a (Tabla
2). La prevalencia de la depresi�n fluctu� pero fue similar en mujeres
con peso normal, mujeres con sobrepeso y mujeres con obesidad clase I. La
prevalencia de la depresi�n comenz� a aumentar en las mujeres con obesidad
clase II y tuvo un marcado incremento en las mujeres con obesidad clase III.
En los hombres, no se hallaron diferencias significativas en las
clasificaciones del IMC. Solo 64 personas de la muestra ten�an bajo peso, 25
hombres y 39 mujeres. Debido a que solo 1 mujer de bajo peso y 1 hombre de
bajo peso sufr�an depresi�n, se elimin� esta categor�a de IMC de los
an�lisis multivariados presentados en la
Tabla 3.
Las mujeres con un IMC de 40 kg/m2 o m�s ten�an una
probabilidad 4 veces mayor de sufrir depresi�n que las mujeres con un IMC
entre 18.5 kg/m2 y 24.9 kg/m2 (Tabla 3). Esta
asociaci�n se redujo pero se mantuvo significativa (OR = 3.05) despu�s de
realizar el control de las variables demogr�ficas, aument� levemente (OR =
3.24) cuando se incluy� las variables comportamentales y perdi�
significaci�n, bajando hasta quedar levemente por encima de 2 cuando el
modelo fue ajustado seg�n factores demogr�ficos y salud. Las mujeres con
circunferencia de cintura grande tuvieron una probabilidad 1.8 veces mayor
de sufrir depresi�n que las mujeres con una medida peque�a de circunferencia
de cintura. Esta asociaci�n perdi� significaci�n luego de ajustar seg�n las
variables demogr�ficas y todos los dem�s modelos.
Para determinar cu�l de las 2 variables de salud explicaba mejor la
asociaci�n entre depresi�n y obesidad en mujeres, las analic� por separado.
Si bien ninguna era suficiente para dar cuenta por completo de la asociaci�n
en mujeres con obesidad clase III, agrupadas reduc�an la raz�n de
probabilidad de manera sustancial, aun cuando se dejaron los factores
demogr�ficos por fuera del modelo. La salud autoevaluada dio cuenta de una
mayor asociaci�n que la cantidad de afecciones cr�nicas. No se hallaron
diferencias significativas para la prevalencia de la depresi�n por el IMC o
la circunferencia de cintura en hombres.
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Discusi�n
Este estudio tiene varios puntos fuertes que no fueron hallados en
estudios transversales previos de depresi�n y obesidad: los s�ntomas
depresivos fueron medidos con un instrumento cl�nicamente v�lido basado en
los criterios del DSM-IV; las medidas antropom�tricas se usaron para estimar
el IMC y la circunferencia de cintura; se us� una muestra representativa
grande y reciente con un amplio rango de edades y elevada tasa de respuesta;
se ajust� seg�n un rango de covariables; la obesidad fue establecida para
m�s de 1 forma y se analizaron los posibles efectos de mediaci�n de los
comportamientos relacionados con la salud y la salud f�sica.
A su vez, este estudio tiene varias limitaciones. Una de ellas es el bajo
poder estad�stico. Si bien el total del tama�o muestral era grande, la
depresi�n actual, para la cual el PHQ-9 es un instrumento de detecci�n, es
inusual, en particular en los hombres, lo cual limit� mi capacidad de hallar
asociaciones significativas para OR bajos. Como la prevalencia de la
depresi�n fue inferior en los hombres en general, esto podr�a haber dado
cuenta, al menos de manera parcial, de la falta de significaci�n en los
modelos de circunferencia de cintura, para los que los valores estimados
fueron similares en hombres y mujeres; sin embargo, ninguna de estas
estimaciones para las asociaciones en hombres gravemente obesos estuvieron
cercanas a las observadas en mujeres con obesidad clase III.
Una segunda limitaci�n es el dise�o transversal del estudio, que no me
permiti� determinar si la depresi�n precedi� a la obesidad o viceversa, un
criterio necesario para determinar la relaci�n de causalidad. Finalmente,
otra limitaci�n es la posibilidad de sesgo de selecci�n debido a la
exclusi�n de los participantes con datos faltantes. De todas maneras, este
estudio coincide con otros que hallaron asociaciones solo en mujeres
(4,5,10). Estos resultados coinciden con an�lisis previos de las NHANES III,
NHANES 2005-2006 y muestras cl�nicas de adultos obesos, en el hallazgo de
que adultos con obesidad clase III tienen una prevalencia mayor de depresi�n
que los adultos en otras categor�as de IMC (5,13,26).
Al ajustar por factores demogr�ficos, se redujo la probabilidad de
depresi�n en mujeres con obesidad clase III en comparaci�n con el grupo de
mujeres de peso normal. Los bajos ingresos y los niveles de estudios
inferiores dieron cuenta de la mayor parte de esta reducci�n en los valores
estimados. Otros estudios de investigaci�n deber�an centrarse en estos
grupos vulnerables.
El ajuste seg�n 3 conductas relacionadas con la salud no modific�
sustancialmente las razones de probabilidad, pero el ajuste seg�n la
cantidad de afecciones cr�nicas y el estado de salud autoevaluado redujo en
un 50% la solidez de la asociaci�n en mujeres con obesidad clase III y dio
como resultado una p�rdida de significaci�n estad�stica. El efecto de la
salud f�sica tambi�n se not� al eliminar del modelo los factores
demogr�ficos, lo cual produjo una raz�n de probabilidad que no era muy
diferente de la del modelo completo con factores demogr�ficos y de salud. El
efecto combinado del estado de salud autoevaluado y la cantidad de
afecciones cr�nicas contribuy� a la reducci�n sustancial de esta asociaci�n,
si bien el estado de salud autoevaluado tuvo un efecto m�s fuerte.
Debido a que es probable que el estado de salud autoevaluado est�
influenciado por el estado mental del participante del estudio, son posibles
al menos 2 explicaciones para estos resultados: el mal estado de salud tiene
un efecto de mediaci�n real entre obesidad y depresi�n, o el mal estado de
salud autoevaluado es al menos una consecuencia parcial del estado depresivo
y una consecuencia independiente de la obesidad. Si la mala salud tiene un
efecto de mediaci�n real, una posibilidad es que la obesidad inicial tuvo
como consecuencia un mal estado de salud f�sica, lo cual aument� la
probabilidad de depresi�n. Si bien una depresi�n previa puede afectar
negativamente la salud, es m�s probable que la obesidad fuera la causa de la
mala salud f�sica, y no viceversa. El orden de los acontecimientos no se
puede determinar con un estudio transversal, pero la depresi�n, la obesidad
grave y la mala salud parecen estar fuertemente interconectadas en las
mujeres.
El uso de estos 2 indicadores de salud tiene sus puntos fuertes y d�biles.
El estado de salud autoevaluado, si bien es subjetivo, est� fuertemente
asociado a la mortalidad futura (27). La cantidad de afecciones cr�nicas,
que parece ser un resultado objetivo menos influenciado por las percepciones
del participante, es a�n solo una aproximaci�n al estado de salud, porque
las afecciones aqu� incluidas oscilaron en gravedad, desde accidentes
cerebrovasculares a problemas tiroideos que podr�an estar controladas en
distinto grado.
Los resultados del ajuste seg�n salud f�sica han diferido en otros
estudios. En un estudio transversal de Jorm et al., se encontr� una
asociaci�n entre obesidad y depresi�n en mujeres (4), que parec�a estar
completamente bajo el efecto de mediaci�n del estado de salud f�sica
autoevaluado. Sin embargo, en la NHANES III, despu�s de realizar el control
seg�n la calificaci�n de salud de los m�dicos, la asociaci�n entre obesidad
clase III y depresi�n se mantuvo fuerte y significativa (5). En su estudio
prospectivo de una poblaci�n estadounidense de mayor edad, despu�s de
realizar el ajuste seg�n la presencia de 2 o m�s afecciones cr�nicas y
limitaciones de actividades cotidianas, Roberts et al. hallaron que la
asociaci�n entre obesidad anterior y depresi�n posterior se debilit� de una
raz�n de probabilidad de 2.06 a 1.79 (6). Vogelzangs et al confirmaron estos
hallazgos solo en los hombres de su cohorte de personas mayores, luego de
realizar los controles seg�n la cantidad de afecciones cr�nicas,
enfermedades cardiovasculares y diabetes (28). En este estudio, la
probabilidad de depresi�n en mujeres con obesidad clase III se redujo de
4.29 a 2.13 despu�s de controlar seg�n estado de salud autoevaluado y
cantidad de afecciones cr�nicas.
Los futuros estudios prospectivos deber�an investigar si el mal estado de
salud tiene un efecto de mediaci�n sobre la asociaci�n entre obesidad y
depresi�n, y en qu� grado, en particular en las personas mayores y de
mediana edad, y si estas asociaciones ocurren solo en mujeres gravemente
obesas. Si se confirma con otros estudios, los m�dicos deber�an considerar
la alta probabilidad de depresi�n en mujeres gravemente obesas, realizar
pruebas de detecci�n y modificar sus planes de tratamiento seg�n corresponda.
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Datos sobre los autores
Arlene M. Keddie, PhD, MSPH, Public Health and Health Education Programs,
School of Nursing and Health Studies, Northern Illinois University, 1425
West Lincoln Hwy, DeKalb, IL 60115-2828. Tel�fono: 815-753-8293. Correo
electr�nico: akeddie@niu.edu.
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