Volumen 8: N.o 6, Noviembre de 2011
Judith C. Shlay, MD, MSPH; Beverly Barber, BSN; Theresa Mickiewicz, MSPH;
Moises Maravi, MS; Jodi Drisko, MSPH; Raymond Estacio, MD; Gregory
Gutierrez, MD; Christopher Urbina, MD, MPH
Citaci�n sugerida para este art�culo: Shlay JC,
Barber B, Mickiewicz T, Maravi M, Drisko J, Estacio R, et al. Reducci�n de
enfermedades cardiovasculares mediante gu�as de pacientes, Denver, Colorado,
2007-2009. Prev Chronic Dis 2011;8(6):A143.
http://www.cdc.gov/pcd/issues/2011/nov/10_0282_es.htm. Consulta: [date].
REVISADO POR EXPERTOS
Resumen
Introducci�n
Es importante detectar en forma temprana el riesgo de enfermedades
cardiovasculares (ECV) con el fin de llegar a las personas que necesitan
tratamiento. Los pacientes con riesgo se beneficiar�n de consejer�a
conductual adem�s del tratamiento m�dico. El objetivo de este estudio fue
determinar si mejores servicios de consejer�a, mediante el uso de gu�as
capacitados para brindar asesor�a a los pacientes sobre las estrategias de
reducci�n de riesgos de las ECV y la facilitaci�n del acceso a servicios
comunitarios a los pacientes para modificar sus estilos de vida reducir�an
el riesgo de enfermedades cardiovasculares en los pacientes con riesgo de
una poblaci�n de bajos ingresos.
M�todos
Comparamos las caracter�sticas cl�nicas en el periodo de referencia y a los
12 meses de seguimiento en 340 pacientes que participaron en la intervenci�n
y 340 pacientes de un grupo de comparaci�n que asist�an a centros de salud
comunitarios en Denver, Colorado, entre marzo del 2007 y junio del 2009;
todos los pacientes tuvieron una puntuaci�n de riesgo de Framingham (FRS)
mayor o igual al 10% del nivel de referencia. El m�todo de intervenci�n
consisti� en consejer�a centrada en el paciente realizada por gu�as
biling�es para pacientes. Se evaluaron los comportamientos relacionados con
la salud de los participantes de la intervenci�n en el periodo de
referencia, a los 6 meses y a los 12 meses de seguimiento. Utilizamos el
enfoque con intenci�n de tratar para todos los an�lisis y medimos las
diferencias significativas con pruebas de X2 y t.
Resultados
Encontramos diferencias significativas en varios resultados cl�nicos.
Durante el seguimiento, la media de la puntuaci�n FRS fue menor en el grupo
de intervenci�n (media de FRS, 15%) que en el grupo de comparaci�n (media de
FRS, 16%); el colesterol total fue menor en el grupo de intervenci�n (media
de colesterol total, 183 mg/dL) que en el grupo de comparaci�n (media de
colesterol total, 197 mg/dL). Los participantes en el grupo de intervenci�n
reportaron mejor�as significativas en algunas conductas asociadas a
conductas de salud a los 12 meses de seguimiento, especialmente en lo
relacionado con h�bitos alimenticios. Los comportamientos relacionados con
el consumo de tabaco e intentos de cesaci�n del tabaquismo no mejoraron.
Conclusi�n
El uso de gu�as puede ofrecer algunos beneficios para la reducci�n del
riesgo de enfermedades cardiovasculares en una poblaci�n similar.
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Introducci�n
El estudio Interheart demostr� que el 90% de los riesgos de un primer
infarto de miocardio atribuibles a la poblaci�n se debe a factores de riesgo
que se pueden modificar (1). Muchas personas de la poblaci�n general tienen
1 o m�s factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) y m�s del
90% de los episodios de ECV se presentan en personas con al menos 1 factor
de riesgo (1,2).
La identificaci�n temprana del riesgo de ECV es importante para el
tratamiento de las personas con riesgo. Las directrices del Programa
Nacional de Educaci�n sobre el Colesterol recomiendan usar la puntuaci�n de
riesgo de Framingham (FRS, por sus siglas en ingl�s) para identificar a las
personas con un alto riesgo a 10 a�os de episodios de cardiopat�a coronaria
(CC) (3). La evidencia para el uso de la puntuaci�n FRS consiste de amplios
estudios longitudinales en los cuales se estim� el riesgo de episodios de CC
mediante varios modelos de evaluaci�n de m�ltiples variables (4). La
cardiopat�a coronaria es un subgrupo de enfermedades cardiovasculares en el
que no se incluyen los accidentes cerebrovasculares, la vasculopat�a
perif�rica ni la insuficiencia cardiaca.
El uso adecuado de una puntuaci�n de riesgo durante la consulta m�dica
puede incluir recomendaciones sobre cambios preventivos en el estilo de vida
adem�s de tratamientos m�dicos (3). Sin embargo, los servicios preventivos
tienen con frecuencia una baja prioridad en las pr�cticas cl�nicas con
muchos pacientes, debido a otras actividades que requieren de su atenci�n,
remuneraci�n de seguro inadecuada, resistencia de los pacientes a hablar
sobre las recomendaciones o a seguirlas y falta de conocimientos de los
proveedores de atenci�n m�dica en t�cnicas de consejer�a o de los servicios
comunitarios (3-7).
El uso de gu�as ha sido eficaz para la prevenci�n de enfermedades
cr�nicas y las actividades de control como pruebas de detecci�n y
tratamiento del c�ncer, evaluaci�n de servicios m�dicos primarios y fomento
de la salud cardiovascular (8-17). El modelo del paciente-gu�a para navegar
el sistema ha sido sugerido como un enfoque para facilitar las actividades
de reducci�n de riesgos de enfermedades cardiovasculares en combinaci�n con
otros servicios cl�nicos (18).
El objetivo de este estudio fue determinar si mejores servicios de
consejer�a, mediante el uso de gu�as capacitados para brindar asesor�a a los
pacientes sobre las estrategias de reducci�n de riesgos de las ECV y la
facilitaci�n del acceso a servicios comunitarios a los pacientes para
modificar sus estilos de vida reducir�an el riesgo de enfermedades
cardiovasculares en los pacientes con riesgo de una poblaci�n de bajos
ingresos.
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M�todos
Dise�o del estudio
Utilizamos un dise�o cuasi experimental previo y posterior (periodo de
referencia y a los 12 meses de seguimiento) para comparar los cambios en los
resultados cl�nicos en los participantes de la intervenci�n con los de los
miembros de un grupo de comparaci�n obtenido de la misma poblaci�n de
pacientes. Usamos un dise�o no experimental previo y posterior (periodo de
referencia y a los 12 meses de seguimiento) para evaluar los cambios
conductuales �nicamente en los participantes de la intervenci�n. Utilizamos
un enfoque con intenci�n de tratar en todos los an�lisis.
Inscribimos en la intervenci�n a 486 participantes de 3 centros de salud
comunitarios de la Administraci�n de Salud y Hospitales de Denver (DHHA) de
marzo del 2007 a junio del 2009. Recolectamos datos de 480 pacientes del
grupo de comparaci�n de otros 3 centros de salud comunitarios de la DHHA
durante el mismo periodo. Este estudio fue revisado y aprobado por el Comit�
de �tica Institucional M�ltiple de Colorado. Todos los participantes en la
intervenci�n dieron su consentimiento verbal para participar.
Entorno del estudio
La DHHA es un sistema urbano de atenci�n m�dica social que brinda
servicios al 25% de la poblaci�n de Denver, lo que incluye 50% de los ni�os
de Denver y una gran proporci�n de la poblaci�n indigente, vulnerable y
perteneciente a minor�as raciales o �tnicas de la ciudad. Los componentes de
atenci�n m�dica de la DHHA incluyen un hospital de 500 camas, el sistema de
respuesta a emergencias 9-1-1 de la ciudad y el condado de Denver, 8 centros
de salud comunitarios con acreditaci�n federal, 13 cl�nicas escolares y el
Departamento de Salud P�blica de Denver.
Gu�as de pacientes
El modelo de personas que gu�an a pacientes ha sido eficaz para facilitar
la atenci�n y mejorar los resultados cl�nicos en pacientes con c�ncer (12).
Analizamos varios componentes del modelo (p. ej., requerimientos de
personal, capacitaci�n) para adaptarlo a nuestra intervenci�n de reducci�n
de riesgos de enfermedades cardiovasculares. En nuestra intervenci�n
participaron cuatro gu�as. Estas personas eran consejeras pares biling�es
(ingl�s y espa�ol), certificadas en conocimientos b�sicos de salud
comunitaria a trav�s de un curso de 12 semanas dictado en un centro
universitario local de la comunidad. El personal de la intervenci�n capacit�
a los gu�as sobre los objetivos y el prop�sito de la intervenci�n, el
c�lculo y el uso de la puntuaci�n FRS y las estrategias de reducci�n de
riesgos de ECV. Ense�amos a los gu�as a identificar si los participantes
estaban dispuestos a cambiar sus comportamientos, con base en un modelo
transte�rico (19) y a usar t�cnicas de intervenci�n motivacional para guiar
a los participantes en el proceso de consecuci�n de sus metas. Brindamos
capacitaci�n adicional sobre estudios de investigaci�n con personas,
pr�cticas de confidencialidad, cesaci�n del tabaquismo, cumplimiento del
plan de medicamentos, competencia cultural y control de la agresi�n. El
administrador de la intervenci�n realiz� auditor�as peri�dicas sobre la
realizaci�n del estudio para evaluar la adherencia a los gu�as del protocolo
de la intervenci�n.
Intervenci�n
La intervenci�n consisti� de una sesi�n de consejer�a de 1 hora,
impartida por un gu�a para pacientes en un centro de salud comunitario,
adem�s de llamadas telef�nicas de seguimiento. Durante la sesi�n de
consejer�a, los gu�as evaluaron si los participantes estaban dispuestos a
cambiar sus comportamientos y los animaron a ponerse metas. El gu�a y el
participante hablaron sobre posibles actividades de reducci�n de riesgos de
ECV haciendo �nfasis en la alimentaci�n, la actividad f�sica y la cesaci�n
del tabaquismo. Los gu�as instaron a los participantes a continuar o
aumentar sus actividades actuales (p. ej., caminar), les dieron un pase
gratuito por 3 meses a centros recreativos locales del condado de Denver,
donde podr�an inscribirse en programas de ejercicios y clases de nutrici�n
biling�es y remitieron a los fumadores a la QuitLine de Colorado, un
programa gratuito de ayuda para la cesaci�n del tabaquismo. Aunque todas las
actividades de intervenci�n se realizaron en forma independiente de los
servicios cl�nicos, el gu�a inst� a hacerse seguimientos con el m�dico de
atenci�n primaria para continuar recibiendo atenci�n.
Los gu�as llamaron a los participantes entre la 1.a y 4.a
semana y entre la 6.a y 10.a semana despu�s de
inscribirse para ayudarlos con la selecci�n de cambios en el comportamiento
y darles �nimo o para que participaran en actividades de intervenci�n; se
realizaron llamadas adicionales dentro de los 6 meses despu�s de la
inscripci�n. En promedio, cada participante recibi� cuatro llamadas de 15
minutos de duraci�n.
Requisitos para la participaci�n y reclutamiento de los participantes
Identificamos posibles participantes para la intervenci�n en un proceso
de reclutamiento continuo mediante un registro de ECV dise�ado para esta
intervenci�n. Para crear el registro, recolectamos los datos demogr�ficos y
cl�nicos necesarios para calcular la puntuaci�n FRS de acuerdo a los m�todos
especificados en Wilson et al (4): edad, sexo, diagn�stico de diabetes (con
base en los c�digos de la novena edici�n de la Clasificaci�n Internacional
de las Enfermedades, International Classification of Diseases, Ninth
Revision, Clinical Modification [ICD-9-CM] [www.cdc.gov/nchs/icd9.htm]
[Ap�ndice]),
presi�n arterial, colesterol total, lipoprote�nas de alta densidad
(colesterol HDL) y condici�n de fumador (definida como haber fumado con
regularidad durante los 12 meses anteriores). La puntuaci�n FRS calcula el
riesgo a 10 a�os de CC en personas que no tienen enfermedades cardiacas (4).
Creamos 3 niveles de riesgo: riesgo bajo, <10%; riesgo moderado, de 10 a 20%
y riesgo alto, >20%. Calculamos el �ndice de masa corporal (IMC) mediante
mediciones de peso y estatura en tablas m�dicas electr�nicas. Obtuvimos los
antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares de los mismos
participantes. Recolectamos los datos de sistemas de registros m�dicos
electr�nicos en 3 sitios de intervenciones. El personal actualiz� los
registros mensualmente, lo que permiti� la identificaci�n de posibles
participantes durante el periodo de reclutamiento de 2 a�os. Adem�s, se
obtuvo la siguiente informaci�n demogr�fica de los registros m�dicos
electr�nicos. nivel de ingresos y de pobreza, raza o grupo �tnico, estado
civil, nivel de estudios e idioma hablado por el participante.
Los requisitos para la participaci�n en la intervenci�n eran tener una
puntuaci�n FRS del 10% o mayor, tener entre 30 y 64 a�os y ser paciente
activo en 1 de los 3 centros de salud comunitarios de la intervenci�n.
Definimos como paciente activo al que hab�a recibido consulta m�dica
por lo menos dos veces durante los 18 meses anteriores; la consulta m�s
reciente deb�a haber sido en los �ltimos 6 meses. No se incluyeron pacientes
embarazadas o que estaban amamantando a sus beb�s; que ten�an antecedentes
de arteriopat�as coronarias, miocardiopat�a isqu�mica, infarto de miocardio,
vasculopat�a perif�rica, arteriopat�a carot�dea sintom�tica o aneurisma
a�rtico abdominal (con base en los c�digos de ICD-9-CM [Ap�ndice]); ni a los
pacientes que ten�an una enfermedad concurrente con una expectativa de vida
menor de 12 meses.
El personal de la intervenci�n identific� en el registro 1,425 posibles
participantes que reun�an los requisitos durante el periodo del estudio de 2
a�os; 506 personas no contaban con informaci�n de contacto correcta, por lo
que solo 919 llenaron los requisitos para participar. Mensualmente, el
personal envi� cartas de presentaci�n con explicaci�n sobre la intervenci�n
a aproximadamente 38 pacientes. Los gu�as de pacientes hicieron llamadas de
seguimiento en las 2 semanas siguientes para evaluar el inter�s de la
persona en participar y para invitarla a una sesi�n de consejer�a de 1 hora.
Un total de 486 pacientes dieron su consentimiento verbal para participar
antes de empezar con la consejer�a.
No se incluyeron todos los participantes de la intervenci�n en el
an�lisis final. Tres participantes que tuvieron episodios de CC despu�s de
la inscripci�n no llenaron los requisitos para participar. Definimos un
episodio de CC (cardiopat�a coronaria) como el diagn�stico de angina de
pecho, infarto de miocardio, insuficiencia coronaria (es decir, angina
inestable) o muerte por CC (con base en los c�digos de la ICD-9-CM
[Ap�ndice]); verificamos los resultados mediante la revisi�n de la historia
cl�nica. Debido a que la fecha final para inclusi�n en el an�lisis fue el 30
de junio del 2008, excluimos a 143 participantes que se inscribieron despu�s
de ese plazo; por lo tanto, en el an�lisis final se incluy� a 340
participantes.
Requisitos del grupo de comparaci�n
Se utiliz� el mismo criterio de inclusi�n para seleccionar un grupo de
comparaci�n de 340 pacientes en 3 centros de salud comunitarios que no
participaron en la intervenci�n. Pareamos a las personas del grupo de
comparaci�n con los participantes de la intervenci�n seg�n la edad, raza o
grupo �tnico, sexo y el mes y a�o en que se identific� al participante para
incluirlo en el registro; utilizamos este grupo para evaluar la medida en
que los cambios en los resultados cl�nicos de los participantes de la
intervenci�n podr�an estar relacionados con la intervenci�n. No contactamos
ni dimos consejer�a a las personas del grupo de comparaci�n ni tampoco
evaluamos sus comportamientos.
Resultados cl�nicos
Evaluamos las caracter�sticas cl�nicas en el periodo de referencia y a
los 12 meses de seguimiento en los grupos de intervenci�n y de comparaci�n.
Definimos el periodo de referencia como la fecha de inscripci�n de
los participantes de la intervenci�n y la fecha de selecci�n del registro
para el grupo de comparaci�n. Adem�s de los datos recolectados para calcular
la puntuaci�n FRS al nivel de referencia y a los 12 meses de seguimiento,
tomamos los siguientes datos cl�nicos de los registros m�dicos electr�nicos
de ambos grupos: peso, estatura, lipoprote�nas de baja densidad (colesterol
LDL) y episodios de cardiopat�as coronarias.
Adem�s, recolectamos informaci�n sobre el uso de medicamentos para
reducir la presi�n arterial o los niveles de colesterol de bases de datos de
farmacias de la DHHA; definimos el nivel de referencia de medicamentos
como recibir medicamentos por lo menos en dos ocasiones antes de la
inscripci�n en el estudio y el nivel de seguimiento de medicamentos
como recibir medicamentos por lo menos dos veces despu�s de inscribirse en
el estudio. Calculamos la adherencia al plan de medicamentos como una tasa:
el n�mero de d�as que se tuvo medicamentos (d�as de suministro menos d�as
sin medicinas) dividido entre el n�mero de d�as de exposici�n a los
medicamentos (d�as de suministro m�s d�as sin medicamentos).
Para ciertas caracter�sticas cl�nicas, establecimos categor�as
dicot�micas de "en meta" y "incumplimiento de la meta": Puntuaci�n de FRS
(en meta, <10%); presi�n arterial (en meta, <130/80 mm Hg); colesterol total
(en meta, <160 mg/dL); lipoprote�nas de alta densidad (colesterol HDL) (en
meta, ≥60 mg/dL) y lipoprote�nas de baja densidad (colesterol LDL) (en meta,
<100 mg/dL).
Resultados conductuales
Dise�amos un cuestionario base para las entrevistas motivacionales y para
evaluar los resultados conductuales despu�s de revisar los instrumentos
estandarizados con propiedades psicom�tricas demostradas. Las versiones
finales incluyeron 30 preguntas dise�adas para evaluar 13 mediciones de la
alimentaci�n, actividad f�sica (20), etapas de cambio en la actividad f�sica
(21) y p�rdida de peso (22), s�ntomas de depresi�n (23), consumo de tabaco e
intentos de cesaci�n del tabaquismo y participaci�n en clases de nutrici�n y
centros recreativos. Realizamos una prueba piloto del cuestionario para
determinar el tiempo necesario para completarlo y evaluar la comprensi�n de
las preguntas por parte de la poblaci�n meta.
Los gu�as de pacientes administraron el cuestionario en forma oral, en
ingl�s o espa�ol, en el periodo de referencia en persona y a los 6 y 12 de
seguimiento por tel�fono; la duraci�n promedio para completar la encuesta
fue de 30 minutos. Durante el proceso de seguimiento, los gu�as realizaron
por lo menos 3 intentos de llamadas telef�nicas antes de considerar que ya
no se pod�a hacer seguimiento al participante. A los 12 meses de
seguimiento, los gu�as intentaron contactar a los participantes a quienes no
se hab�a podido contactar a los 6 meses. Entre los 340 participantes que
cumplieron los requisitos para el seguimiento a los 12 meses, 222 (65%)
completaron por lo menos 1 cuestionario de seguimiento a los 6 o 12 meses.
An�lisis estad�sticos
Generamos informaci�n estad�stica descriptiva sobre las caracter�sticas
demogr�ficas y cl�nicas de referencia para los grupos de intervenci�n y
comparaci�n. Realizamos an�lisis bivariados y medimos las diferencias
significativas entre los grupos mediante la prueba χ2 para las
comparaciones proporcionales y la prueba t para las variables
continuas. Para los resultados cl�nicos, comparamos cambios desde el periodo
de referencia hasta los 12 meses entre los 2 grupos. Para disminuir la
posibilidad de sesgo en la selecci�n, usamos un enfoque con intenci�n de
tratar en todos los an�lisis.
En los resultados conductuales, evaluamos los cambios del periodo de
referencia al de seguimiento solamente en los participantes de la
intervenci�n. Si no se contaba con el cuestionario realizado a los 12 meses,
usamos el cuestionario de referencia o el de los 6 meses, el que estuviera
m�s cerca al valor de los 12 meses. Una serie de preguntas determinaba la
cantidad de frutas y verduras consumidas diariamente y de actividad f�sica
semanal; la meta para cada una corresponde a las recomendaciones actuales.
Se defini� la etapa de cambio con una serie de preguntas y algoritmos
predefinidos, que se dividi� en dos partes: anticipaci�n/preparaci�n o
acci�n/mantenimiento de la conducta. Dividimos en tres secciones la
frecuencia del consumo de alimentos altos en grasas o calor�as. Separamos
otras preguntas en respuestas afirmativas o negativas. Evaluamos las
diferencias significativas entre los niveles de referencia y de seguimiento
con respecto a las caracter�sticas conductuales mediante an�lisis
Χ2.
Realizamos todos los an�lisis en la versi�n 9.1.3 del programa SAS (SAS
Institute, Inc, Cary, Carolina del Norte).
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Resultados
El �ndice de participaci�n en la intervenci�n fue del 53% (486/919). La
media de edad fue de 56 a�os (DE, 6 a�os). La mayor�a de los participantes
(66%) eran hispanos o latinos; 34% hablaban espa�ol �nicamente. La mayor�a
(76%) ten�a ingresos del 150% o menos del nivel de pobreza federal. Al
periodo de referencia, casi la mitad de los participantes fumaba, casi la
mitad autorreport� antecedentes familiares de cardiopat�as, m�s de la mitad
ten�a hipertensi�n arterial o diabetes, la mayor�a ten�a sobrepeso o era
obesa (IMC medio, 33 kg/m2) y la puntuaci�n FRS media fue del
15.5%. El grupo de comparaci�n fue similar al grupo de la intervenci�n, con
la excepci�n de los ingresos; solamente el 34% del grupo de comparaci�n
ten�a ingresos del 150% o menor al nivel de pobreza (χ2 = 209.5,
P = .001).
De los 919 que se invitaron a participar, 432 se rehusaron. La mayor
parte de las razones para negarse a participar fueron la falta de tiempo
(21%), de inter�s (33%) y el incumplimiento de las citas con el gu�a (33%).
Las personas que rehusaron participar tuvieron m�s probabilidad, en
comparaci�n con los participantes, de ser blancos no hispanos (34% frente a
24%), anglohablantes (79% frente a 66%), solteras (45% frente a 35%) y tener
un nivel de colesterol total m�s alto de referencia (202 mg/dL frente a 192
mg/dL). No encontramos otras diferencias demogr�ficas o cl�nicas.
Resultados cl�nicos
En la fase del seguimiento, la media de la puntuaci�n de FRS fue
significativamente menor en el grupo de intervenci�n que en el grupo de
comparaci�n; el 11.8% del grupo de intervenci�n cumpli� con la meta de la
puntuaci�n FRS frente al 3.5% en el grupo de comparaci�n
(Tabla 1). En el seguimiento, el grupo de
intervenci�n tuvo una media menor de colesterol total que el grupo de
comparaci�n; el 29% del grupo de intervenci�n tuvo un colesterol total menor
a 160 mg/dL en comparaci�n con el 20% en el grupo de comparaci�n. No
encontramos diferencias en los niveles de presi�n arterial y de
lipoprote�nas de alta densidad (colesterol HDL) o el peso. En el
seguimiento, el nivel medio de lipoprote�nas de alta densidad (colesterol
LDL) fue significativamente m�s alto en el grupo de intervenci�n que en el
de comparaci�n; sin embargo, no encontramos diferencias entre los grupos con
respecto al porcentaje de aquellos con un nivel de lipoprote�nas de baja
densidad menor a 100 mg/dL.
La tasa de referencia media de adherencia al plan de medicamentos fue de
70.1% en el grupo de intervenci�n, la cual se increment� en un 12.0% al
78.5% en el periodo de seguimiento. La tasa de referencia para el grupo de
comparaci�n fue de 73.9%, la cual se increment� en 2.7% al 75.9% en el
periodo de seguimiento. El aumento en la adherencia al plan de medicamentos
en los 2 grupos fue significativamente diferente. La tasa de referencia
media (69.1%) del cumplimiento al plan de medicamentos contra la
hipertensi�n arterial aument� en 9.7% en el grupo de intervenci�n; la tasa
de referencia media (78.8%) en el grupo de comparaci�n aument�
significativamente en 4.2%.
Se presentaron 3 episodios de CC en el grupo de intervenci�n y 4 en el
grupo de comparaci�n entre los periodos de referencia y de seguimiento.
Resultados conductuales
No encontramos diferencias en las caracter�sticas de referencia
demogr�ficas, conductuales o cl�nicas entre los participantes que
completaron el cuestionario conductual y quienes no lo hicieron.
Encontramos cambios significativos en 10 de las 13 mediciones
conductuales desde el periodo de referencia hasta los 12 meses
(Tabla 2). Los
participantes reportaron mejor�as significativas en las 6 mediciones
nutricionales. Aunque los participantes no notificaron mejor�as en la
obtenci�n de las metas recomendadas de actividad f�sica, una proporci�n
significativa report� un cambio de anticipaci�n/preparaci�n a
acci�n/mantenimiento del peso y el ejercicio en cuanto al peso y el
ejercicio. En forma significativa m�s participantes reportaron participar en
una clase de ejercicio en el periodo de seguimiento en comparaci�n con el de
referencia. Los comportamientos relacionados con el consumo de tabaco e
intentos de cesaci�n del tabaquismo no mejoraron.
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Discusi�n
La presente intervenci�n, que utiliz� a gu�as de pacientes con el fin de
fomentar conductas que redujeran el riesgo de enfermedades cardiovasculares
y vincular a los pacientes a servicios comunitarios que modificaran los
estilos de vida, mostr� mejor�as en algunos resultados cl�nicos y
conductuales en las personas con riesgo de ECV. Estos hallazgos proporcionan
evidencia para el uso de enfoques conductuales con el fin de reducir el
riesgo de ECV adem�s de los tratamientos m�dicos.
El enfoque m�s eficaz para la prevenci�n de ECV es una combinaci�n de
actividades que se realicen a todos los niveles de influencia para crear un
entorno social y f�sico que apoye las conductas saludables. La evidencia
apoya el uso de enfoques comunitarios para reducir el riesgo de cardiopat�as
(24-26). Los programas de modificaci�n de las conductas relacionadas con la
salud y adaptados a la persona mejoran la participaci�n en actividades
f�sicas, en particular si se cuenta con un mejor acceso a sitios para
realizarlas (26). Nuestra intervenci�n adapt� los mensajes de consejer�a a
la etapa de disposici�n del participante con el fin de concentrarse en las
conductas que el paciente estar�a m�s dispuesto a modificar, un enfoque
eficaz en los pacientes de atenci�n primaria con riesgo de cardiopat�as
(27). Mediante esta estrategia, demostramos varios cambios conductuales y
mejoramos la adherencia al plan de medicamentos.
Aunque otros programas eficaces (p. ej. el estudio Vale), que
consistieron de intervenciones m�s intensas, obtuvieron una mejor reducci�n
de los niveles de colesterol y otros factores de riesgo de cardiopat�as
coronarias (28), nuestra intervenci�n, que const� en promedio de 5 sesiones
de consejer�a, mejor� algunos resultados cl�nicos y conductuales. El enfoque
del uso de gu�as para la "navegaci�n" de los pacientes se ha utilizado para
mejorar los resultados de pruebas y tratamientos para el c�ncer y para
aumentar el uso de servicios de atenci�n m�dica en las poblaciones
marginalizadas (8,9,11,12). Nuestra intervenci�n, que sigui� la metodolog�a
utilizada en los programas de prevenci�n del c�ncer que usan el enfoque del
uso de gu�as para la "navegaci�n" de los pacientes (12), pudo mejorar los
enfoques cl�nicos tradicionales para reducir el riesgo de ECV, lo que indica
que este modelo se podr�a utilizar en las actividades de prevenci�n de
diversas enfermedades cr�nicas (18).
Nuestro estudio tuvo varias limitaciones. En los an�lisis cl�nicos, la
falta de aleatorizaci�n aument� la posibilidad del sesgo en la selecci�n y
de los factores de confusi�n. El pareamiento de los miembros con riesgo del
grupo de comparaci�n con los participantes de la intervenci�n atenu� esta
posibilidad; las caracter�sticas demogr�ficas y cl�nicas de los 2 grupos
fueron similares, excepto con respecto a los niveles de ingresos. La tasa de
participaci�n del 53% puede reflejar una poblaci�n que con frecuencia recibe
servicios en instituciones de protecci�n social; esta poblaci�n, compuesta
en gran parte de pacientes de bajos ingresos y miembros de minor�as raciales
y �tnicas, puede no confiar en los programas cl�nicos. Sin embargo,
observamos diferencias m�nimas entre los participantes de la intervenci�n y
aquellos que se rehusaron a participar. Otra posible limitaci�n es que solo
el 65% de los participantes que cumpl�an los requisitos completaron la
evaluaci�n de seguimiento conductual. Utilizamos an�lisis de enfoque con
intensi�n de tratar para evitar el sesgo de selecci�n. No encontramos
diferencias en las caracter�sticas de referencia entre los participantes que
completaron una evaluaci�n de seguimiento y quienes no lo hicieron. Debido a
que no evaluamos los cambios conductuales en el grupo de comparaci�n, no
podemos descartar que los cambios conductuales identificados en el grupo de
intervenci�n fueron causados por factores que no fueran los gu�as de
pacientes. Se requerir�n estudios futuros para examinar las conductas de
salud de ambos grupos para evaluar en su totalidad el efecto del uso de
gu�as de pacientes. Finalmente, dado que el seguimiento solo se hizo durante
1 a�o, el estudio no pudo evaluar el efecto a largo plazo de la intervenci�n
en los episodios de CC.
El uso de gu�as de pacientes para proporcionar consejer�a
individualizada, asistencia para establecer metas y vinculaci�n a recursos
en la comunidad, parece ayudar a los participantes de las intervenciones a
hacer cambios positivos en sus conductas (en particular con lo relacionado
con la alimentaci�n) y mejorar varios resultados cl�nicos. Esta intervenci�n
puede ofrecer una forma simple de mejorar los servicios cl�nicos
tradicionales para la reducci�n de riesgo de ECV. Los estudios futuros deben
considerar realizar evaluaciones m�s rigurosas sobre el efecto de los gu�as
de pacientes en las modificaciones de conductas relacionadas con la salud.
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Agradecimientos
La financiaci�n se obtuvo del Departamento de Salud P�blica de Colorado y
el programa de subvenci�n Environment�s Cancer, Cardiovascular, and
Pulmonary Disease. Agradecemos a los pacientes que participaron y a los
Centros de Salud Sandos Westside Neighborhood Health Center, La Casa
Quigg Newton Family Health Center y la cl�nica de medicina interna y
familiar primaria Webb Center. Tambi�n damos las gracias a nuestras
gu�as de pacientes, Margarita Hern�ndez e Isabel Mel�ndez y agradecemos la
asistencia t�cnica de Jeffrey Berschling, Therese Dam y Dean McEwen.
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Datos sobre el autor
Autor responsable de la correspondencia: Judith C. Shlay, MD, MSPH,
Denver Public Health, 605 Bannock St, Denver, CO 80204. Tel�fono:
303-602-3700. E-mail:
jshlay@dhha.org. La doctora Shlay tambi�n est� afiliada a los Servicios
de Salud Comunitaria de la Administraci�n de Salud y Hospitales de Denver (Denver
Health and Hospital Authority),
en Denver, Colorado, y al Departamento de Medicina Familiar de la
Universidad de Colorado en Aurora, Colorado.
Afiliaciones de los autores: Beverly Barber, Theresa Mickiewicz, Moises
Maravi, Departamento de Salud P�blica de Denver, Denver, Colorado; Jodi
Drisko, Drisko Consulting, Kilauea, Hawaii; Raymond Estacio, Gregory
Gutierrez, Christopher Urbina, Administraci�n de Salud y Hospitales de
Denver (Denver Health and Hospital Authority), Denver, Colorado y
Universidad de Colorado, Aurora, Colorado.
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